Cuando una sala está vacía hay nervios e ilusión. No me gustan las presentaciones de libros, creo que son las historias las que tienen que hablar por sí mismas y defenderse solas. Pero cuando ves que una sala se llena y que la gente responde, ríe, lo pasa bien y se lleva un libro que has escrito tú, sientes respaldado tu trabajo.Y eso merece mucho la pena.